La fuerza del agua, busca caminos inexplorados.
Que no pertenecen a nadie, son de todos y de ninguno.
Esa fuerza se mete entre las piedras y produce sonidos sospechosos.
Tan misteriosos que asustan.
Tan misteriosos que enamoran.
Se encontraron generando, creando.
El barrio escucho, se quedo en silencio.
Misterio, fuerza y sonido se quedaron infinitamente jugando en la mitad de cuadra.